BICENTENARIO DEL ÉXODO JUJEÑO
"El 23 de agosto de 1812 el ejército patriota a las órdenes del general Manuel Belgrano comienza el heroico éxodo del pueblo jujeño en dirección a Tucumán en lo que se conoce como el "éxodo jujeño". Ante la inminencia del avance de un poderoso ejército español desde el norte al mando de Pío Tristán, el 29 de julio de 1812, Belgrano emite un bando disponiendo la retirada general. La orden de Belgrano era contundente: había que dejarles a los godos la tierra arrasada: ni casas, ni alimentos, ni animales de transporte, ni objetos de hierro, ni efectos mercantiles."
Resumen
En el mes de mayo de 1812, el general Manuel Belgrano, al mando del Ejército del Norte, estableció su cuartel general en la ciudad de Jujuy, ubicada en la desembocadura meridional de la Quebrada de Humahuaca, ruta principal de las invasiones desde el norte. Enterado del avance del numeroso ejército realista, Belgrano reclamó al gobierno de Buenos Aires refuerzos para la resistencia; pero no obtuvo mayores auxilios, debido a que las autoridades del Primer Triunvirato estaban abocadas principalmente a vencer a los realistas fortificados en Montevideo.
La Bandera Argentina bendecida por Juan Ignacio Gorriti
Por entonces llegaban hasta la zona las fuerzas patriotas derrotadas en la batalla de Huaqui Eran alrededor de 800 soldados, sin armas, afectados por el paludismo y completamente desmoralizados. Belgrano debía reorganizarlos, rearmarlos, restablecer la disciplina y dar ánimos a la población. Para ello se volvió riguroso e inflexible con sus subordinados. Para aumentar el fervor patriótico del pueblo hizo bendecir la bandera Argentina en la Catedral, ignorando que la misma había sido rechazada por el Primer Triunvirato (ya que el uso de una bandera propia era un claro signo de independencia para los triunviros, que aún no deseaban abandonar la máscara de Fernando VII.
En lugar de enviar refuerzos para atender el Frente Norte, el Triunvirato, a través de su ministro Bernardino Rivadavia, ordenó la retirada del Ejército del Norte hasta la ciudad de Córdoba.
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Bendición de la Bandera por el canónigo Gorriti, 1812.
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Organización del Ejercito

El gobierno consideraba imposible resistir al ejército del brigadier Juan Pío Tristán, que avanzaba desde el Alto Perú, después de haber recibido refuerzos en Suipacha, que elevaban su dotación a 4.000 hombres. La intención del ´Triunvirato era retroceder hasta Córdoba, donde a las tropas de Belgrano se unirían fuerzas procedentes de la región rioplatense. Ni siquiera el llamado a las armas de todos los ciudadanos entre 16 y 35 años, y la formación de un
cuerpo irregular de caballería, los
Patriotas Decididos a las órdenes del valiente Eustoquio Díaz Vélez, permitían a Belgrano oponer cabalmente resistencia.
Bando de Belgrano
“Don Manuel Belgrano, general en jefe… Pueblos de la Provincia: Desde que puse el pie en vuestro suelo para hacerme cargo de vuestra defensa, en que se halla interesado el Excelentísimo Gobierno de las Provincias Unidas de la República del Río de la Plata, os he hablado con verdad. Siguiendo con ella os manifiesto que las armas de Abascal al mando de Goyeneche se acercan a Suipacha; y lo peor es que son llamados por los desnaturalizados que viven entre vosotros y que no pierden arbitrios para que nuestros sagrados derechos de libertad, propiedad y seguridad sean ultrajados y volváis a la esclavitud.
”Llegó pues la época en que manifestéis vuestro heroísmo y de que vengáis a reunirnos al Ejército de mi mando, si como aseguráis queréis ser libres, trayéndonos las armas de chispa, blanca y municiones que tengáis o podáis adquirir, y dando parte a la Justicia de los que las tuvieron y permanecieren indiferentes a vista del riesgo que os amenaza de perder no sólo vuestros derechos, sino las propiedades que tenéis.
”Hacendados: apresuraos a sacar vuestro ganado vacuno, caballares, mulares y lanares que haya en vuestras estancias, y al mismo tiempo vuestros charquis hacia el Tucumán, sin darme lugar a que tome providencias que os sean dolorosas, declarandóos además si no lo hicieseis traidores a la patria.
”Labradores: asegurad vuestras cosechas extrayéndolas para dicho punto, en la inteligencia de que no haciéndolo incurriréis en igual desgracia que aquellos.
”Comerciantes: no perdáis un momento en enfardelar vuestros efectos y remitirlos, e igualmente cuantos hubiere en vuestro poder de ajena pertenencia, pues no ejecutándolo sufriréis las penas que aquellos, y además serán quemados los efectos que se hallaren, sean en poder de quien fuere, y a quien pertenezcan.
”Entended todos que al que se encontrare fuera de las guardias avanzadas del ejército en todos los puntos en que las hay, o que intente pasar sin mi pasaporte será pasado por las armas inmediatamente, sin forma alguna de proceso. Que igual pena sufrirá aquel que por sus conversaciones o por hechos atentase contra la causa sagrada de la Patria, sea de la clase, estado o condición que fuese. Que los que inspirasen desaliento estén revestidos del carácter que estuviesen serán igualmente pasados por las armas con sólo lo deposición de dos testigos.
”Que serán tenidos por traidores a la patria todos los que a mi primera orden no estuvieran prontos a marchar y no lo efectúen con la mayor escrupulosidad, sean de la clase y condición que fuesen.
”No espero que haya uno solo que me dé lugar par aponer en ejecución las referidas penas, pues los verdaderos hijos de la patria me prometo que se empeñarán en ayudarme, como amantes de tan digna madre, y los desnaturalizados obedecerán ciegamente y ocultarán sus inicuas intensiones. Más, si así no fuese, sabed que se acabaron las consideraciones de cualquier especie que sean, y que nada será bastante para que deje de cumplir cuanto dejo dispuesto.
”Cuartel general de Jujuy 29 de julio de 1812". - Manuel Belgrano
Apenas se lee sereno aquella orden tremenda lanzada contra todo habitante, que sin distinción alguna, debía obedecerla o perecer. El terror del bando hizo su efecto, y como el general se prometía; no encontró resistencias para ser cumplido. (…)
El patriotismo y decisión hizo llevaderas las penurias de la emigración próxima; y “hasta las mujeres se ocupaban de construir cartuchos y animar a los hombres”, como dice también el historiador Mitre.
No se emprendió la marcha sino cuando se había preparado todo y el enemigo se encontraba próximo, adelantando sus partidas sobre las últimas guardias de las fuerzas que habían estado en Humahuaca. Estas sin perder formación, sufrieron la picada que las orgullosas partidas realistas les hacían y atravesaron por las inmediaciones de la ciudad sin que ni se les permitiese a los oficiales detenerse con cualquier objeto un solo momento en las casas de la población. El grueso de la columna había marchado el 23 y la vanguardia, convertida en retaguardia, pasaba en la tarde de ese día. Belgrano fue el último que abandonó la ciudad en la noche, incorporándose a las fuerzas antes del día siguiente. El enemigo se posesionó de aquella solitaria ciudad en medio de su total abandono. Estaba desierta y desmantelada, y espantado del aspecto tristísimo de aquellos hogares desamparados y de aquellas calles mudas y tristes, después de la agradable animación de otros tiempos, escribía el jefe Tristán a Goyeneche: “Belgrano es imperdonable por el bando del 29 de julio”, Cuando pasó sus ojos sobre aquel ultimátum le calificó de “bando impío”.
COMBATE DE LAS PIEDRAS
El éxito obtenido en el combate de Las Piedras por Díaz Vélez alentó a Belgrano a detener la marcha. Ya desde antes, Belgrano se había apercibido que retirándose hasta Córdoba en espera de la ofensiva de los realistas, éstos podrían fácilmente esquivar las defensas en Córdoba y avanzar directamente sobre Buenos Aires.
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EUSTOQUIO DIAZ VELEZ |
El 3 de Septiembre el ejército patriota se halla sobre el río de Las Piedras, cuando los Decididos son atacados por la vanguardia realista, produciéndose una escaramuza. El cuerpo patriota se reúne con el grueso y Belgrano, que espera una oportunidad favorable, despliega al ejército en la margen del río haciendo abrir el fuego de la artillería para despejar el frente. Los patriotas persiguen a los españoles, tomando 15 6 20 prisioneros y matando otros tantos. Una partida de paisanos al mando del capitán Esteban Figueroa logra apresar al jefe enemigo, coronel Huici, al Portaestandarte Negreiros y a un capellán. Son las cuatro de la tarde y la victoriosa partida inicia una marcha forzada con sus pioneros, huyendo del resto de los adversarios. “El enemigo (... ) no volvió a incomodar nuestra retaguardia”, cuenta el general Paz en sus Memorias. A las doce de la noche están ya en Tucumán, donde se encuentra el grueso del ejército.
Como símbolo patrio la misma bandera fue donada por el general Belgrano al Cabildo de Jujuy el 25 de mayo de 1813, como premio y homenaje a ese pueblo que lo acompañó en el éxodo del 23 de agosto de 1812 y que posibilitó los triunfos de Las Piedras, Tucumán y Salta. Su tela es de raso, consta de tres paños y lleva pintado el escudo de la Asamblea de 1813. Su confección y pintado se realizó en la ciudad de San Salvador de Jujuy.
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